domingo, 23 de enero de 2011

Marcas que me marcaron

Las reglas son las reglas y hoy toca hablar de marcas que me marcaron. Preferiría hablar de casi cualquier otra cosa pero...A mi la verdad es que marcarme me marco la ya extinta Caja de Ahorros de Albacete, luego CCM y finalmente SIP Cajastur, CCM, CAM, Caja Cantabria y Caja Extremadura, y es que esto de los SIP sí que vertebra España y no el AVE. El caso es que mi padre ha sido hasta su reciente jubilación empleado de la entidad financiera que en mi casa siempre ha sido conocida como "la caja", así en minúsculas, que es más familiar. Aquella relación laboral marco mi infancia, ...para mal. Y es que el encargado de la mercadotecnia de la Caja de Albacete tenía un pesimo gusto para la elección de los regalos promocionales de la imagen de la caja. La culpa en parte era también del logo (del que no he encontrado en la red imagen alguna), un triangulo amarillo huevo rasgado por unos arañazos rojos que terminaba plasmado en camisetas, gorras, polos, llaveros, guantes (sí, guantes, amarillos con el logotipo rojo impreso en plástico tóxico que todavía circulan por casa de mis padres) y paraguas. Los llaveros, los guantes y los paraguas me daban igual, con 13 o 14 años no usas esas tonterías. Las gorras y los polos eran algo cuyo uso podía evitarse. Pero las camisetas...como odio aquellas camisetas, había miles, de todas las tallas imaginables y a mi madre le encantaban. Cada año antes del verano se repetía la escena; Benito, le decía a mi padre, a ver si te pasas por la Asociación (Recreativa de Empleados de la Caja de Albacete) y te dan unas cuantas camisetas, que vienen muy bien para el verano. A la semana siguiente aquellas camisetas, que a juzgar por las cantidades que traía mi padre debían fabricarse en algún sitio donde el pedido mínimo se hacía en millardos, inundaban mi casa hundiendo a la vez mis pretensiones de que mi madre me comprase cualquier camiseta molona de verdad. Si ya tienes un montón de camisetas que te trajo tu padre, decía. Pero son todas iguales, respondía yo. Mejor, así si te ensucian mucho o las rompes coges otra y listo. Pero yo quiero una .... ¡Uy!, ni hablar, y recoge tu cuarto que esta hecho una leonera. Y asimilando mi habitación a un recinto zoológico terminaba mi madre con mis esperanzas de librarme de aquellas camisetas. Un año además hubo zapatillas de deporte, ¡zapatillas! Hay que joderse, solo faltaban los calzoncillos. Y encima aquello coincidió con el momento cumbre de las afamadas zapatillas de deporte J´Hayber, pues sin J´Hayber me quedé. Creo que he sido el único chaval español que vivió los 80 y no tuvo unas.
Por cierto, que decepción tan grande me he llevado al comprobar que todavía existe la marca. Yo esperaba que hubiese desaparecido y ahora las J´Hayber fuesen una codiciada pieza de coleccionismo. Pero no, resulta que se han especializado en Padel, las Jotajaiver, ¡esos zapatones con una suela de calzado de seguridad y una llama por logo que anunciaba Díaz Miguel se han especializado en padel!
Que viejo me siento.

4 comentarios:

  1. Yo de pequeño tuve unas J´Hayber para jugar al tenis :) la caña de España, las usé hasta que se cayeron a cachos... por cierto, una separación entre párrafos no vendría nada mal

    ResponderEliminar
  2. Me ha gustado mucho Benito. Una historia q de alguna mayor o menor medida todos hemos vivido: la antimarca...

    ResponderEliminar
  3. Muy buena Benito, sin duda esa marca te dejó huella..

    ResponderEliminar
  4. jeje, eso pasa en mi casa pero con Unicaja q pa eso m da de comer.
    entiendo a tu padre.

    ResponderEliminar