domingo, 16 de enero de 2011

Leyendas urbanas y anhelos populares

Ricky Martin, un perro, mermelada (o nocilla, nutela, ...), el armario y ¡Sorpresa, Sorpresa! ... ¿Quién no tiene un primo que tenía un amigo que juraba haberlo visto? Es curioso como los rumores que se difunden de forma masiva han acabado por tener un término que los define, leyendas urbanas. Y lo de leyenda es fácil de entender, pero urbanas ¿por qué?. Supongo que urbano en cierto modo es sinonimo de popular, o de masivo y viene relacionado con ese espíritu de colmena que todas las grandes aglomeraciones humanas tienen.

Hace muchos años, un porrón más exactamente, asistí a un concierto de Mecano. Era en una plaza de toros, en plena feria de mi ciudad natal, y en aquella época Mecano estaba en el apogeo de su carrera así que al concierto asistió todo tipo de gente. Desde fans acérrimos del grupo hasta el típico personaje que asiste a todo evento masivo que se tercie. El caso es que antes de que saliese al escenario, y desde el lateral en el que yo estaba, un señor (en aquel momento, para mí, un señor era cualquier persona con carnet de conducir) gritó, no había allí otra forma de comunicarse, que acababa de ver desnuda a Ana Torroja. Supongo que aquel tipo no veía muy bien porque yo que estaba a su lado, lo que vi con claridad fue a un bailarín vestido con una especie de calzoncillos-ferrys+corpiño que entraba y salía del lateral. Al momento todos sus colegas comenzaron a otear el escenario y a felicitar, tras renegar de su falta de atención a los detalles importantes de la vida, al afortunado cegato. El caso es que entre los grupillos de alrededor empezo a correrse la noticia y pronto todos los allí presenten estiraban el cuello y giraban la cabezas como las tortugas de las Galápagos. Cuando la verdadera Ana Torroja saltó al escenario aquella especie de ritual de avistamiento finalizó. Al salir del concierto, y ya fuera de la plaza de toros, todavía escuché a un par de tipos que parecían esperar a sus amigos comentar el incidente en otros téminos, ¡había salido desnuda al escenario!, mientras se aseguraban el uno al otro que los motivos del avistamiento estaban fuertemente relacionados con el carácter frívolo de la cantante del grupo (que según ellos la Torroja era una guarra de tomo y lomo). También comentaban que era una pena no haber asistido al concierto pues semejante contemplación bien habría merecido las pesetas que la entrada les pudiera haber costado. Es curioso como ninguno de ellos llegó a plantearse que aquello que habrían oído de segundas o terceras partes, y que además era poco probable que hubiese sucedido tal y como ellos lo imaginaban, pudiese ser falso.

Hace no tanto una de mis leyendas urbanas favoritas tenía todavía menos probabilidades de ser cierta. Un ex-Presidente del Gobierno y una actriz mantenían un romance. Y aquello terminó por ser desmentido en prensa.

¿Qué hace que la gente se crea estas cosas? ¿Por qué alcanzan tal difusión? Mi opinión es que para que una leyenda urbana triunfe necesita dos cosas. La primera es que sea morbosa y sorprendente, la segunda que quiera ser creída, o sea que queramos, deseemos y disfrutemos con la posibilidad de que sea verdad. En general las personas, en nuestro fuero interno, tendemos a dar mayor probabilidad de verosimilitud a aquello que nos gusta y tratamos de negar lo que nos perjudica. Por eso la gente compra lotería de Navidad, pensando que les tocará. Y aunque sean racionalmente conscientes de que no tienen casi ninguna probabilidad de que sea así quieren (o queremos) pensar que a ellos no les afectarán las inexorables leyes de la combinatoria.

En resumen que a los españoles nos hubiese gustado que hubieran grabado y emitido el vídeo del perro en ¡Sorpresa, Sorpresa!. Aquellos tíos del concierto hubiesen disfrutado un rato largo de ver a Ana Torroja en pelota picada. Hay un montón de gente a la que le molaría que Aznar tuviese un rollo con la Guillén Cuervo, gente que probablemente comparte el deseo de que Paul de Aquellos Maravillosos Años fuese Marilyn Mason y de que a Ana Obregón le hubiese explotado un pecho (mejor dicho teta) en un avión. Gente que le desea un desgarro anal a Alejandro Sanz y quiere que el Rey disfrazado de motorista le ayude cuando tiene un pinchazo.

¡Dios mío, que rara es la gente!

4 comentarios:

  1. me gusta benito. Buen inicio pero cambia el fondo q me voy a quedar ciego.

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  2. yo tengo un amigo que estuvo en la intervención para extraer una botella del culo de alejandro sanz

    te lo juro por snoopy... y si no, que se hunda el Vips

    salu2

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  3. El nuevo fondo en blanco también molesta un poco...

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  4. El rumor que corre por la calle es que ZP nos sacara de la crisis

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