domingo, 10 de abril de 2011

Optimismo porque sí

Desde que comenzó la crisis no falta conversación, artículo de opinión, conferencia o discurso empresarial o tratado sobre el estado anímico o económico de España que, en sus distintas versiones, mencione aquello de que las crisis hay que entenderlas como oportunidades de cambio y mejora.

De tan traído y llevado el adagio crisis-oportunidad ha perdido bastante de su originalidad y empieza a resultar más un mantra que otra cosa; se repite sin pararse a pensar en lo que implica y en ocasiones simplemente como una coletilla al uso (otro mantra muy de moda es la de la productividad o eficiencia, que en una u otra forma sirve últimamente para justificar cualquier chorrada de iniciativa).

Sin pretender restarle nada de valor a esa forma de enfrentar los problemas que es en realidad esa transformación perceptiva de crisis en oportunidad tengo que decir que últimamente estoy un poco cansado de él.

Quizá es porque no es de tan fácil aplicación como la mayoría de los que lo usan como núcleo de sus discursos vitales pretender hacernos ver, pero el caso es cada día lo encuentro un poco menos estimulante.

Y no es porque no lo considere útil pero últimamente prefiero una simplificación del mismo. Ya estoy cansado de las chorradas tipo "si lloras porque no puedes ver el sol las lagrimas no te dejaran ver las estrellas" a lo que añadiría que eso será si es de noche y no hay nubes, o no eres ciego o no estás encerrado en un bunker tras un apocalipsis nuclear.

Me quedo con algo tan simple como enfrentar los días lo más contento y feliz que pueda, sin autocompadecerme ni regodearme en la mala leche y la tristeza. Esto último es algo que en las sociedades modernas no es tan sencillo de realizar, liberados como estamos de la mayoría de las necesidades de subsistencia básica, parece que o encontramos un motivo de lucha o nos hundimos en una especie de banalidad existencial gris y oscura.

En fin que como amargarse no suele servir de mucho creo que el mejor enfoque para estos tiempos, y en general para cualquiera, es el que de la mejor forma posible mostraron los Monty Phyton:



Y como muestra del espíritu puesto en práctica, el mejor funeral de la historia:

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