domingo, 20 de febrero de 2011

5 cosas que hacer antes de morir

Escribir sobre lo que te gustaría hacer antes de morir tiene mucho de inventario personal de retos pendientes, y a mi, la verdad, hoy no me apetece demasiado repasar el debe y el haber de mi contabilidad vital. Así que voy a plantearme esas cinco cosas en sentido inverso.

Ahí van las cinco cosas que no quiero hacer antes de morir.

1.- No quiero volver a coger un atasco, congestión, cola, embotellamiento o aglomeración humana en lo que me queda de vida. No hay mayor placer que pasearse un martes laborable por el centro de una gran ciudad andando despacio, mirando a la gente atareada ir (en Madrid correr) de un lado para otro. Soy consciente de que estos momento tienen valor precisamente porque normalmente no puedes acceder a ellos, quien los tiene por norma u obligación no puede apreciarlos. Por eso merecería la pena poder repetir a voluntad esa sensación de libertad efímera.

2.- No quiero volver a discutir, nunca, con nadie. Quiero que todo me de igual, me resbale, me la pele. Pero no porque pase de todo, sino porque me sepa a mi mismo por encima del mundo. Como se sentiría el dueño de un terrario si pudiese llegar a saber que sus hormigas se han enfadado con él.

3.- No quiero volver a tener prisa. Quiero que la semanas y los días vuelvan a tener la cadencia de los veranos cuando tenía 7 u 8 años. Quiero levantarme descansado y sin prisas, acostarme tarde, o temprano, sin contar las horas de sueño que me quedan por delante.

4.- No quiero saber cuanto cuesta nada. No significa que quiera mucho dinero (que lo quiero) sino no tener conciencia del coste de todo, y establecer una escala de medida de las cosas materiales distinta a la que el dinero nos hace tener.

5.- No quiero saber que no quiero nada de lo anterior. Quiero que todo lo anterior sea así sin pretenderlo, sin esperarlo. Que sea así porque así es.

Repasando me doy cuenta de que lo que quiero es algo muy parecido a lo que mis hijos tienen. Y me temo que lo que sucede es que cuando pasas el domingo por la tarde preparando trabajo para el lunes por lo mañana, y llueve, y hace frío en casa porque has estado fuera y no dejaste la calefacción encendida, es muy fácil tener la tarde tonta.

Mañana seguro que mejora.

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